De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria. De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Cuando, en 1384, el rey Efrén V "El Desaborío" pisó por primera vez tierra firme después de una de sus batallas en alta mar, no sabía que muchos, pero muchos muchos muchos años después, un grupo sin ninguna pretensión, y ninguna relación con él ni su genealogía, revolucionaría el panorama musical, maltrecho desde la invención del gramófono y los grupos que cantan en inglés con acento de Burgos.
Sistema de Monos se formó en una algarada callejera, cuando sus integrantes coincidieron al ser pisoteados por la masa que huía de una carga policial. Allí, en ese preciso momento, en esos escasos metros cuadrados de pavimento, se gestaría lo que luego vendría a ser el núcleo duro del grupo.
Después de decidir formar el grupo, alentados por sus coincidencias ideológicas y de color de pelo, decidieron levantarse del suelo y sacudirse la ropa. Al comprobar que sus escasas pertenencias no habían resultado afectadas por el paso de las playeras de marca y los botines, compusieron el que sería su primer éxito, del que, después de una agresiva campaña comercial, se vendieron poquitas copias, y sobre todo a allegados y familiares, amenazados y bajo coacción.
Con la vista puesta en sacar su primer disco, se plantaron en una compañía discográfica, ahora inexistente, y por entonces también. Cuando vieron que en realidad estaban en una peluquería, no se desanimaron, y se fueron a dormir con la esperanza puesta en el mañana. Un mañana que ya es hoy, y que, mañana a estas horas, será ayer.
Este grupo bebe los vientos de variadas fuentes: desde el Ministro de Educación, Cultura y Deportes, Andrew Lloyd Webber y la señora que va a su casa a limpiar los jueves, la prensa nacional o Lorenzo Milá, pasando por la alcaldesa consorte de la Villanía de Madrid, los bocadillos de chorizo con queso y aceite de oliva o la brisa marina, hasta la Iglesia de Cristo Ebenezer Honduras, Ebenezer Scrooge, las procesiones de Semana Santa o los escupitajos.
Una vez fueron a un restaurante y, cuando llegó la hora de pagar, ninguno quería hacerse cargo del montante sumante. Después de una agria discusión, y en un momento de despiste del camarero, que había ido a por el garrote, salieron por piernas y no se les volvió a ver el pelo.
Esta táctica la han utilizado ya en varios establecimientos, por lo que tienen vetada la entrada en, entre otros países, Nueva Zelanda y la República Democrática del Congo.
Nos han dicho que no pongamos guarradas.
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